Cirugías innecesarias

Así de rotunda soy al titular esta nueva entrada. Las cirugías innecesarias y realizadas por capricho. Voy a hablar de la amputación (sí, amputación) de las orejas y del rabo que desgraciadamente y a pesar de la prohibición vigente se siguen realizando en este país. 

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Recuerdo cuando era joven que yo veía a determinados perros que me llamaban la atención por la extraña forma de sus orejas y lo corto de su rabo, inocente de mí pensaba que habían nacido así. Cuando fui consciente de que en realidad se les cortaba cuando eran pequeños, todavía seguía siendo muy joven y no había empezado a estudiar la carrera y la verdad es que nunca me había parado a pensar en lo que ese corte podía suponer al animal, entre otras cosas porque en mi casa se veía como algo totalmente natural.

Y es que ese corte, tanto de orejas como rabo, tienen consecuencias a corto y largo plazo para el pobre perro. A corto plazo por lo que supone una anestesia y una cirugía con todo lo que ello con lleva de riesgos (problemas en la anestesia, problemas en la cirugía, cura de los puntos, dolor para el animal cuando despierta, molestias de todo tipo porque tiene que llevar collarín para que no se toque los puntos, retirada de puntos…) . A largo plazo porque en muchas ocasiones el cortar las orejas no te garantiza que luego las levanten y las coloquen como uno quiere y existe una probabilidad bastante grande de que a pesar de hacerle pasar al pobre perro por todo eso al final resulta que no las ha levantado.

Precisamente esto es lo que le ha ocurrido a un precioso gran danés que me han traído estos días a la clínica. Un animal de 6 años increíble, grandísimo, que en su posición normal su cabeza me llega a la barbilla, y yo soy una persona de altura normal. Tenía el tamaño de un potro joven. Pero he podido comprobar con disgusto que a este pobre perro le habían cortado las orejas y que no había servido para nada porque no las levantaba, la llevaba exactamente igual hacia abajo como si hubiera llevado sus preciosas orejas naturales.

Pero es que aunque la subiera levantado la estética que se consigue con ello no justifica el capricho de un propietario que hace sufrir a su perro paramodificarle su forma de ser.No lo justifica en absoluto.

Por otro lado el hecho de cortar el rabo a un perro supone mucho más que una simple cuestión estética. El rabo para los perros es una herramienta muy importante de comunicación y de equilibrio. Un perro con el rabo cortado no se puede expresar como los perros lo hacen de forma natural, ya que la posición y el movimiento del rabo en los perros es la forma como los demás perros y también las personas saben qué es lo que siente o qué es lo que va a hacer a continuación.

Un perro expresa diferentes estados de ánimo dependiendo de cómo ponga su rabo: si está recto hacia arriba estático es diferente de si está hacia arriba moviéndose y diferente de si está a media altura y diferente de si está hacia abajo. Forma parte del lenguaje corporal de los perros y es un punto importantísimo de comunicación entre perros y del perro a las personas. Y si esto no fuera importante además el rabo es un punto crucial de equilibrio para los perros cuando están en movimiento, sobre todo cuando se están moviendo rápido, corriendo o subiendo y bajando. Al cortar el rabo les quitamos la extensión con la que ellos contrapesan su propio cuerpo y eso a la larga le puede producir graves problemas de equilibrio y articulares.

Y hablo de todo esto asumiendo que cuando se le corta a un perro las orejas y/o  el rabo, el propietario lo lleve a un veterinario para que el veterinario lo haga con las condiciones perfectas de anestesia, control anestésico, conocimientos quirúrgicos y asepsia. Porque ya lo que me parece inconcebible en extremo son aquellas personas que se autodenominan criadores que realizan estas prácticas ellos mismos, sin anestesia o en el mejor de los casos con un simple sedante de manera que si lo hacen sin anestesia tienen que sujetar al perro entre varias personas para que se deje cortar, y si lo hacen con sedante lo que consigues es que el perro no se mueva pero siga sintiendo el terrible dolor de la amputación. Y esto ya no me puede horrorizar más.

Hasta hace pocos años yo me declaraba objetora de conciencia y cuando alguien venía a la clínica pidiéndome el corte de orejas a su perro le mandaba a otro compañero para que se lo realizara con garantías, por supuesto después de explicarle todo el tiempo que hiciera falta lo que esa cirugía suponía, para intentar que el propietario se convenciera y no lo realizara. Afortunadamente ahora la ley española prohíbe expresamente en todo el territorio nacional esta práctica desde hace algun tiempo. Lo malo es que se sigue haciendo porque sigo viendo llegar a la clínica cachorros de distintas razas con orejas y rabos cortados. 

Otra cosa diferente es la amputación terapéutica, es decir, cuando hay un motivo de salud para el animal. Por ejemplo os pongo las fotografías de un precioso gatito, Willy, al que desgraciadamente le tuve que amputar las orejas en su base debido al crecimiento de un cáncer en la punta de ambas orejas.

Las imágenes de arriba son del momento del diagnóstico. Era un cáncer agresivo en extremo, y en ese caso está indicada la amputación además del tratamiento médico.

El día de la cirugía:

Aquí se ve cómo el cáncer había destruido todo el tejido de la oreja, y con dificultad se puede adivinar que era una oreja de gato.

Después de la cirugía:

A los pocos días de la cirugía Willy estaba totalmente recuperado y subiéndose a los árboles del jardín. 

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